martes, 23 de abril de 2019

Creo que no estaba escuchando. El seguía hablando y yo pensaba "si si, muy interesante". Pero no lo era, era aburrido y banal al lado de lo que mis ojos veían, o tal vez mis ojos tambien escuchaban. Porque si no lo escuchaba a él, ¿Que es lo que oía? No se puede oir "la nada", entonces oía un parloteo constante, y a su vez oía mi interior pensando en que tenía que estudiar. Pero no puedo estudiar con ella ahí, tan sola y tan abandonada en el suelo.
Una grulla de papel. Una grulla en el suelo del aula me parecía mas interesante que hablar del patrimonio cultural y de leyes. Y no es que lo fuera, probablemente esa grulla tirada en el suelo fuera menos relevante, pero si que era mas interesante. Su autor no estaba en ningún lado, sin duda era un hallazgo sorprendente. Sin embargo lo mas sorprendente no era ver esa grulla en el suelo, sino pensar en que nadie mas la veía. Yacía debajo de un banco dispuesto en círculo con el resto del grupo, ocupado por una chica muy bonita de pelo corto. Esa chica debe haber pensado que lo que el profesor decía no era muy divertido, pero que no había nada mas interesante alrededor. Cuan equivocada estaba.
Y alguien me dirá "Ey Lucy, en serio? una grulla en el suelo te parece interesante?". Entonces tendré que responder: "No es la grulla, es el todo". Es el cielo sobre un tumulto de robots que sólo piensan en llegar a la casa y mirar tal programa o comer tal comida. Es el viento en el rostro del que piensa cuanto dinero tiene hasta fin de mes, y si le alcanza para ir a tomar algo con sus amigos el sábado. Es una mirada amenazante de aquel hombre a su novia, un chico en la calle tirado y sin nada que comer, un perro vagando sin descanso por kilometros, un relámpago anunciando la lluvia inmediata, un cambio de clima repentino, una grulla tirada en el suelo mientras todos en el aula piensan "sólo tengo que llegar al 4 en el exámen".
¿Entonces soy yo desaprobando el exámen, o son ellos desaprobando en vivir? Ellos no involucrandose consigo mismos, no involucrandose con la brisa y con el color del cielo. Son ellos pensando en dormir y no haciendo justicia. Son ellos soñando con aquel auto, aquel departamento, aquella historia dolorosa de amor que no se pudo concretar. Soy yo mirandoles las expresiones de confusión en la cara, de no entender que hacen ahí, que hacen en este mundo corriendo de un lado a otro para llegar y tener dos minutos por día para sí mismos.
El profesor seguía parloteando, respondiéndoles preguntas a los robots que quieren llegar al 4 sin aprender nada realmente. "Esta materia de mierda" deben pensar. Debería haberme llevado esa grulla. Después de todo era la única compañera viva en ese aula.

1 comentario:

  1. Muy buen relato.

    Sí, tienen que darse una combinación de estímulos apropiados para romper la continuidad de la normalidad. No sé como le llaman ustedes los aprendices de chamanes...

    Esa grulla de papel es poca cosa y a la vez es el resultado de una combinación específica del universo. Sucede a la vez que suceden otros fenómenos a los que no les prestamos atención, y si intentamos ser conscientes de todo lo que está pasando en un mismo momento podríamos implosionar. El punto de ruptura es la entrega ajena a la inercia o la monotonía, y uno mismo dándose cuenta del momento, mientras los demás se enfocan (o distraen) en cualquier cosa. Y se olvidan que están vivos, por ejemplo.

    A mi me ha pasado muchas veces, como persibirme viendo el mundo desde algún lugar más profundo de mi mismo, o alienarme de mi propio cuerpo como si no entendiese del todo como es posible que exista lo que existe. Y todo sin droga, debo jactarme de ello!

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