lunes, 27 de febrero de 2017

Los ladridos, las luces de la mañana, el despertador que no sonaba y lo que no siento. El fuerte retumbe del aire, la suavidad de las sábanas, el ronroneo, y lo etereo. La sed, lo que fue el sueño, el aparato enfurecido girando, y lo intenso. La pupila asomando, la imaginación funcionando, el llanto y el descubrimiento.
No hay nada, nada que ver. Nada que molestar, nada que entristecer, pero los ojos lloran, la boca tiembla, el alma solloza, y el tiempo permanece tieso. Nada que ver, nada que ser, nada que entender. El espiritu comprende pero el resto no obedece, pregunta donde está y por qué. Es inevitable, es irresistible, es incompresible. Se impone, me mueve, me obliga a ver, a ver lo que aun no es. Me pregunto, titubeo, tiembla la seguridad, tiembla la serenidad. Entonces lloro, otra vez, sólo para volver a recordarme que voy al revés. Entonces grito, me intensifico, me niego a volver.
Y cada vez mas se impone, me mueve, y me obliga a ver, a ver lo que aun no es.

2 comentarios:

  1. ¡Ha pasado ya tanto tiempo que no me parece real estar leyendote!

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  2. Este es autobiografico, reconozco todas y cada una de las descripciones, salvo una alusion a "ver lo que aun no es? No hay mucho para comentar, analiticamente, de este texto. Lo entiendo, yo tengo los mios propios que son tambien la mera transposicion literaria de un estado animico, ¿y que se puede decir de un estado animico? No mucho mas de lo que se puede decir de un sabor o de un dolor de muelas. El texto transmite tristeza y desolacion, y un poco eso fue lo que senti al leerlo, principio de empatia I guess...
    La unica duda que me queda es: ¿que es eso que viste y que aun no es?

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