Rápido avanzaba alejándose de todo, de todos. Iba hacia algún lado, donde yo siempre veía el vacío. No tenía yo la agudeza de sus ojos, esos que no necesitaban explicaciones para nada, pues las encontraba en el camino. Y si así no era las inventaba, siempre acordes y siempre irrefutables, no porque fueran realidad sino porque se amoldaban y nos persuadían. De hecho en pocas ocasiones se daba que tenía razón en lo que decía, y aunque defendía su postura, así todo inflexible, creo que nunca llegué a pensar que la verdad estaba en sus palabras. Pero eso no fué nunca relevante, la verdad echada como un guante golpeandonos es aburrida y tosca.
Entonces vi como avanzaba, decía, y sus largos pasos apresurados me daban risa. Un día aprendía una cosa a propia voluntad y un día se volcaba a esperar que la vida le enseñara algo; la vida si, pero nunca yo, que fui siempre aprendiz. Una excusa, le dicen. Aprendía y luego se lanzaba a caminar en busca de oportunidades, oportunidades que le desilusionaron una y otra vez, y que ya luego no se preocupaba por mantener. Pero otra vez caminaba como camina ahora, encontrando nuevos huecos donde introducirse en lo absoluto. Porque no importa donde mires siempre está, ahi iluminandote y dándole a la vida nuevas oportunidades, no persiguiendo nada pero tampoco dejándose estar sin todo. ¿Suena confuso? Así lo es.
Sus manos sostenían mientras se adelantaba, todo lo que es y lo que fué, entregandose en cada minuto y en cada uno de sus actos. En su voz exponía todo lo que podía exteriorizar sin que su risible nerviosismo le fuese en contra y debiera retroceder. Y ese nerviosismo era divertido y era extraño, y era la forma perfecta para detenerle en sus pasos, o para hacer que camine mas rápido ¿tal vez?. Aún suena confuso quiero creer, porque debe serlo.
Hablaba, escuchaba, y finalmente te veía sin que llegaras a notar algo acechandote. Entonces llegaba y se reía de tu confusión, y se reía de tu disgusto, y se reía de todo vos desenfocado y frustrado. Pero luego te reías de su risa y de sus modos tan discretos y tan dificiles de comprender. Y luego te preguntabas como yo me pregunto ahora, a donde iba cuando avanzaba.
Entonces, otra vez, le vi avanzar asi todo como era, simple y diferente. Y eso es todo lo que puedo decir, porque yo tampoco nunca comprendí adonde es que va con tanto impulso y fogosidad. Sin embargo escucho esos pasos como teclas en su vida y sé que avanza, dispuesto y fugaz, excitante y melodioso, como la música que es y fué.
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