Movimiento. La tierra tiembla a los pies de los guerreros que a lo lejos se divisan. El amplio desierto los atrapa, los ahoga, y tan valientes son en sus fieles corceles... y tan hermosos son a la sombra, cabalgando rápida y vigorosamente hacia algun lado. Un lado... sea norte u oeste, sin mapas ni brujulas, sin caminos ni recorridos, sin indicios. El viento golpea fuerte y cruelmente, y al paso encuentran obstáculos infinitos, que retornan una y otra vez en diversas formas. No hay clima que resistir, no hay sentimientos que soportar.
Llegan rápidamente al destino, en un camino interminable y complicado. Ante si se alza la morada mas maravillosa y repleta de adornos que la coronan, de épocas antiguas y ya lejanas y olvidadas. El instante vuela, pocos minutos son horas. Y por supuesto, las torres son el objetivo. Y claro esta, algo feroz y casi invencible las custodia. Pero si hay algo inmenso y feroz custodiando, debe haber algo o alguien que actúe de prisionero.
Ella, ella es la gran y perfecta prisionera. Su cabello largo y ondulado, y sus ojos tan irreales de grandes y llenos de vida que están. Triste y desolada sabe, por alguna de esas perfectas casualidades, que alguien afuera ha llegado a rescatarla. No sabe quien es ni como recibirlo, pero abre su corazón al instante, casi como una necesidad. Y su tez brilla, mientras su mirada gira en la habitación.
El, con su sorprendente y brillante sonrisa llega. Sus altos aires de perfección y sus imponentes ideas, ambicionan tenerla, pretende acecharla. No es precisamente feliz y dulzón, pero aparenta todos los dotes de un bondadoso príncipe. Pero ella, lo elige. Porque es frágil, y aunque perfectamente consciente, se rige por esa mirada escudriñadora, y por esa presencia salvadora y pasional. La fiera es destituida, pues este nuevo engendro, aunque igual, se ve mas prometedor.
-Espera, Nai. ¿Estos cuentitos de chicas no deberían terminar en un "felices por siempre"?. Mi mamá siempre dice que, que bueno que soy hombre, porque las mujeres siempre son demasiado tontas para jugar.
-No me dejaste terminar, Santi. Todo porque vos queres jugar al mercadito con los billetes que hice el otro dia. Por eso viniste, ¿no?.
-Puede ser, pero podríamos jugar a las dos cosas, y podemos hacer que ahora, como nuevos reyes del reino "comosellame", tengan un mercadito para que la gente compre pan. Mi mamá siempre dice que el pan es para los pobres.
-No son pobres, yo quiero darles tortas. Aunque si queres podemos decirles que es pan de otro reino. Asi no se quejan. Ademas con el pan se puede hacer mucho, por eso queda para los reyes.
-Bueno, pero ¿Como se llama mi personaje? ¿Como es?
-Tu personaje se va a llamar "observador", y generalmente tiende a callarse la boca.
-Si queres jugar sola decimelo, y me voy. Mi mam...
-Creo que tu mamá tiene que hablar menos y vivir mas.
-Basta, mejor decime que tengo que hacer.
Los grandes reinos suelen ser los mas felices, pero también los mas violentos. El poder, un gran objetivo y un duro camino. Pero para los grandes caballeros, ningún camino es suficientemente espinoso. Esa mirada tan profunda ha sabido alimentarse de aquello que lo eleva. Tan solo fue necesario perder, para ganar lo sublime.
Ella, tan armoniosamente alegre, y tan contaminada por sus propias decisiones, no ha sido mas que una valla, mas que una palabra suelta en el viento. Fácilmente olvidada, no ha podido mantenerse en pie ante tan glorioso señor. Y eso es lo que al fin, hacen tantos otros mártires, servir de pañuelo y entregar sinónimos, para mantenerlos arrodillados y con las ideas sostenidas en grandes e irreales promesas. Y asi, el maravilloso panorama del rescatador y su cautiva, se ha desarmado cual muro de ramas en pleno vendaval. La cautiva no tenia mas que entregar, que su propio encierro y dejadez. El rescatador no tenia para dar, lo que ella creía necesitar. Y al final, renegando de sus propios principios, su osadía y sus resoluciones, ha terminado cayendo en ellas. Pero no es posible para ella morir en la misma estructura en la cual se constituyó. Como toda doncella, ella cree en un final y en un feliz cambio. Pero la empresa no acaba hasta que la ultima gota de sangre y honor, cae en manos ajenas. Y el, sigue regodeándose en la pena y la figura repetida del inocente bienhechor...
-No llores Santi, es una historia muy bonita.
-¿Que es lo que te parecio bonito?
-¿No dijiste que nuestras historias deben terminar en un felices por siempre?. ¿Quien dijo que yo no lo estoy?...
Y ella sigue creciendo en las promesas y sigue desilusionandose de ellas...