Cada limite es inalcanzable. Todo suma, se eleva, evoluciona, y aquello que creemos que involuciona realmente ha quedado estancado en una misma posición sin saber como continuar elevándose y habiendo perdido el sentido de lo que hacia. Quizás podríamos decir que nos acercamos cada vez mas hacia un límite superior, y quizás esto puede ser cierto si consideramos el hecho de que el ser vivo tiende hacia un beneficio mayor, es decir, tiende hacia lo que cree mejor para si mismo y su entorno. Pero realmente el estar siempre oscilando entre ambos limites, el superior y el inferior, es lo que me hace pensar hoy en el hecho de que el limite inferior también se eleva junto con nosotros. Es decir, mientras más alto volamos, más alto querremos llegar, y a la vez, el suelo estará cada vez mas arriba para nosotros. Cuando creemos que el estado en que nos encontramos es un estado de perfección, solo estamos elevando el concepto cada vez más, estamos basandonos en la creencia de que hay una perfección a la cual llegar, a la cual acercarse. Pero la verdad es que mas allá de que nuestras condiciones son óptimas, la perfección que nos imaginamos es aun mas elevada. Siempre nuestra imaginación nos mostrara algo mejor y algo peor, tal vez para incitarnos a seguir elevándonos.
¿Pero, como es posible que imaginemos algo que no conocemos sin estar experimentándolo ya?. Esto sucede porque cuando expresamos algún concepto, lo hacemos comparándolo con algo. Es decir, cuando imaginamos algo mas perfecto que aquello que sentimos, no lo hacemos sintiéndolo también, si no que aplicando como ejemplo, algo que nosotros consideremos lo mas perfecto que conocemos hasta el momento, como lo es Dios para una gran mayoría. Una vez que se encuentra algo de mayor perfección, o algo que logramos experimentar y que hace que podamos sentirnos en un mas elevado estado, entonces tendemos a valorizar en mayor medida esto ultimo, pues es algo que si se nos hace presente y que podemos sentir con mas claridad aun, que lo que sentimos por una entidad sobrenatural, que no conocemos mas que por afirmaciones ajenas. Al elevar nuestro concepto de perfección absoluta, nuestro estado de perfección propia también sufre un cambio, y así todo lo que conlleva, incluido el limite contrario, aquel que expresa todo lo opuesto a la perfección absoluta.
El vivir en una constante oscilación entre limites, no nos dice que involucionamos a veces cuando tendemos hacia el limite imperfecto. Nos dice que no estamos en condiciones de seguir elevando el concepto de perfección que poseemos, y por ellos nos hemos quedado en un estado que nos parece óptimo, pero que por supuesto, no se conserva así durante mucho tiempo. Generalmente tienden a suceder hechos que nos empujan hacia el lado contrario al que nosotros nos inclinamos, por lo cual, mientras mas buscamos una nueva perfección, mas problemas tendremos para encontrarla, y aun mas para conservarla. Entonces, en un estado óptimo, algo desequilibra el estado mismo, y nos hace inclinarnos mas hacia adelante, y tener mas inconvenientes para llegar. Por supuesto que estos desequilibrios que se presentan, pueden ser de dos tipos. Primero que nada, pueden ser hechos desafortunados que nos hagan repensar nuestra posición y logren que deseemos un mejor estado, uno mas feliz y conveniente. Segundo, como ya dijimos, pueden ser hechos o cosas que nos parecen tan perfectas y alcanzables que no resistimos cierta tentación a perseguirlas, puesto que, el hombre tiende a buscar su propia perfección, experimentando cierto sentimiento de superación constante...